Dependerá cómo el maestro está viviendo la AMS.
Ya explicamos anteriormente que la AMS no es una enfermedad sino una condición.
Si la persona con AMS toma opciones de vida desordenadas y tiene fijaciones con otros de su entorno puede significar un riesgo de cometer abusosen forma de seducciones o actitudes tóxicas que faltan al respeto y dañan la dignidad de los alumnos y de la comunidad educativa.
Pero si la persona con AMS conoce las causas y consecuencias de su condición, y aprende a vivir la virtud de la castidad puede ejercer su vocación de liderazgo y autoridad que implica ser educador.
De hecho, la persona con condición de AMS aprovechando las características de carácter y personalidad muy comunes en personas con AMS (mayor sensibilidad, reflexión, afectividad, imaginación y otros), puede desarrollar capacidades para el bien de los demás y las tareas que emprende.

Este artículo es parte del capítulo 6.
Descargue el capítulo completo en PDF de esta serie aquí: