¿Qué es el lenguaje inclusivo?

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Es una estrategia de deconstrución social.

En la novela distópica 1984 del escritor Eric Arthur Blair, más conocido por su seudónimo George Orwell (1903-1950), se plantea que el lenguaje es un arma sencilla para alterar el pensamiento de una sociedad.

Es por medio del lenguaje que los individuos pueden ser controlados, como lo hace el gobierno en la novela.

Gracias al lenguaje, el pasado de una sociedad puede ser manipulado a conveniencia y con ello, el presente y el futuro. Esto incluye cambiar el significado de las palabras y asignarles un concepto distinto.

Por eso se ha llegado a decir que quien controla el lenguaje controla el pensamiento.

“La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes controlar el significado de las palabras, puedes controlar a la gente que debe usar las palabras.”Philip K. Dick

Lo que hoy llamamos lenguaje inclusivo es un resultado del aporte de muchas personas1 y movimientos, principalmente desde los grupos que buscan un espacio en la aceptación de las “diversidades de género”, movimientos LGTBI+, movimientos feministas, grupos antiraciales, especialmente afroamericanos, y chicanos2. En los años 90´s la filósofa Judith Butler propuso en su crítica al lenguaje que este fuese un medio de poder para normalizar los comportamientos sociales3.

La premisa básica que vende el llamado lenguaje inclusivo consiste en utilizar el lenguaje como medio de reparación de injusticias sociales, como una forma de visibilizar a los marginados y una búsqueda para la equidad social.

Pero no sólo eso, pretende deconstruir las normas sociales, culpables -según esta teoría- del racismo, el sexismo y la discriminación; y busca además una transformación hacia una sociedad nueva.

A simple vista, alguien puede ver con ingenuidad buenista que no existe algo de malo en este planteamiento. Pero vamos a argumentar dicha percepción.

En primer lugar, las injusticias sociales no se resuelven con el lenguaje. Ni tampoco el lenguaje es el culpable de la discriminación. No por cambiar una letra en una palabra se han resueltos las injusticias en el mundo.

Las injusticias y discriminación hacia ciertos grupos sociales: mujeres, afroamericanos o personas LGTBI+ se resuelven atacando las causas. Por ejemplo, una adecuada educación para respetar el sexo opuesto, a las personas de otras razas o a comprender el comportamiento de atracción al mismo sexo; pero no se resuelve con solo cambiar una palabra. Hay más consultores en el campo de las comunicaciones redactando y corrigiendo la literatura de todo tipo para volverla inclusiva, que consultores profesionales acompañando a jóvenes a comprender su atracción al mismo sexo y ayudando a sanar sus heridas.

De igual manera, visibilizar realidades o integrar miembros de la sociedad no se consigue con ampliar términos linguísticos, sino con acciones o legislaciones concretas que no tienen que ver con la gramática. Por ejemplo, cambiar el término ciego por no-vidente no es más efectivo que abrir una academia de Braile.

Por otro lado, el lenguaje inclusivo tiene como rival las normas tradicionales y conservadoras; las considera culpables de todos los males actuales. Para ello, al cambiar algunas estructuras gramaticales -aunque sean ilógicas- consigue que las personas que tienen la buena intención de no repetir las injusticias históricas se suban a este tren que los lleva hacia una nueva sociedad.

De nuevo, no necesariamente todos los males provienen del conservadurismo o tradicionalismo. Basta con estudiar la historia de los últimos siglos para evaluar las consecuencias negativas de la ideologías del siglo 19 y 20.

¿Cuáles son las palabras que el lenguaje inclusivo ha cambiado?

Lo que en algún momento se percibió como una guerra semántica inicia muy temprano en los años 60´s pero toma impulso en los 90´s. Son muchos los términos, palabras  y los contextos, pero se pueden mencionar los más frecuentes y significativos.

Las personas de raza negra se esforzaron en que se les llamara afroamericanos; aunque entre ellos sí pueden llamarse negros (black). Hay que aclarar que en inglés existe un término muy despectivo y peyorativo: nigger, que es un derivado del español negro.
Este término recuerda las atrocidades que se cometían con los esclavos de raza negra en la época de la esclavitud en norteamérica.

Los homosexuales acogieron el término gay, una especie de término que alude a la alegría, jovialidad, para que dejaran de llamarlos con el término despectivo: maricones (faggot, fag, en inglés).

En estos dos ejemplos no existe problema alguno en evitar un término que está relacionado con una historia muy dolorosa para la raza negra o una ofensa peyorativa con la comunidad LGTBI+, pero el lenguaje inclusivo va mucho más allá.

Hay términos que se utilizan como caballos de batalla para asentar una ideología en la cultura. Según Fray Nelson Medina4 existen las palabras bandera y las palabras dragón.

Las palabras bandera son aquellas palabras motivadoras, asociadas a ideales generales difíciles de refutar: igualdad, libertad, justicia, paz, equidad, inclusión, amor, tolerancia, derechos, dignidad, mente abierta (open mind), derechos reproductivos, muerte digna, consentimiento.

Estos conceptos son aquellos por los que conviene vivir y defender; todo aquel que se oponga a ellas debe ser apartado socialmente o visto como amenaza al progreso.

Las palabras dragón son términos que implican una intimidación, amenaza, desaprobación, hace sentir a la persona que está en una situación o actitud censurable:
patriarcado, homofobia, dicriminación, fanatismo, ultracatólico, “conservador”, “tradicionalista”, intolerante, entre otras. 

La dinámica funciona de esta manera: se cambia o se amplía el significado de las palabras y luego se utilizan a conveniencia; las palabras bandera funcionan para introducir conceptos ideológicos en los ámbitos sociales y las palabras dragón para mantener alejado a los contrarios, o a quienes pretenden denunciar esta estrategia.

Ejemplos: si estás en contra del amor de los homosexuales eres un "homofóbico" intolerante; si estás en contra de que los hombres entren al baño de las mujeres estás en contra de la equidad; si estás en contra de los derechos reproductivos (aborto) eres un ultrareligioso tradicionalista fanático, etc.

Como las personas tienen un afán por ser políticamente correctas o simplemente no desean ser etiquetadas peyorativamente, tienden a aceptar el "concepto ampliado" de las palabras bandera porque en sí mismas son un valor; pero como su significado ha cambiado, en la realidad son eufemismos.

Por ejemplo, no existe un “derecho” a matar (aborto), no existe un “derecho” a la autopercepción del género, no existe un “derecho” de un grupo social sobre otro.

Una palabra bandera que ha permeado en todos los ámbitos ha sido la palabra inclusión.
Porque es muy difícil que una persona pueda estar en contra del significado que creemos que posee dicha palabra.

Pero al revisar la etimología de la palabra se puede aclarar la conveniencia o no de su uso.Etimológicamente la palabra inclusión5 proviene del latín inclusio, (in-clusio:encerrar algo),eincluir proviene de includere, y su significado es: poner algo dentro de otra cosa o conjunto.

En muchos ámbitos esta palabra sustituyó al término integración, del latín integratio,cuyo significado es distinto: crear una unidad con varias partes.

Cuando una persona se integra a una organización, hace suyas las normas y requisitos; se adapta a los valores, rituales, tradiciones, costumbres y prácticas. Por ejemplo, si alguien se integra a un equipo deportivo, tendrá que entrenar una o dos veces diarias, cambiar su alimentación, levantarse más temprano, etc. Es decir, se suma a la organización con el objetivo de aportar sus talentos al equipo.

Por el contrario, no ocurre lo mismo cuando algo se incluye en un sistema. Los artistas lo saben muy bien. Cuando se incluye algo a una composición, se tiene que adecuar toda la composición al nuevo elemento. Si a una escultura comenzamos a incluirle nuevas piezas, en algún momento debemos cambiar la estructura para soportar el nuevo peso o mantener el equilibrio. Es decir, incluir implica cambiar el sistema.

Para algunos, ese es el objetivo: cambiar las estructuras y organismos. Esta es la trampa.Recordemos que la estrategia es cambiar la sociedad a través del lenguaje.

Muchos se confunden en este punto, porque la finalidad de incorporar a personas que han sido invisibilizadas es loable y necesaria, pero ingenuamente están hablando con una terminología de moda. Existen sinónimos que se alejan de la ideología dominante: integrar, incorporar, insertar, comprender, englobar, implicar, participar, contener, introducir, envolver, comprometer, agregar, juntar, unir, añadir, sumar, ingresar, adherir, alistar, enlistar, afiliar, adicionar, ampliar, etc.

Y aunque cada uno puede tener sus matices, hay que recordar que el lenguaje tiene como objetivo que los interlocutores estén en la misma página respecto a los conceptos que están comunicando.

Desgraciadamente inclusión y diversidad (inclusion y diversity,en inglés) tiene una connotación explícita de agregar solo a los grupos LGTBI+ y unos pocos grupos raciales, dejando por fuera los demás. Paradójicamente termina siendo excluyente.

Un área donde el lenguaje inclusivo ha permeado con éxito es en la forma coloquial y escrita del artículo determinado (el, la, los, las), y en la separación de género gramatical de los oficios y profesiones (el ingeniero, la ingeniera).

Si bien la idea consiste en visibilizar a las mujeres considerando al lenguaje como una herramienta excluyente y machista -lo cual no es cierto-, la utilización de estas fórmulas tergiversa las normas de la gramática desconociendo cómo funciona su sistema. Esto se explica ampliamente en la siguiente pregunta de esta serie.


Este artículo es parte del capítulo 6.
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  1. Gloria Anzaldúa, académica y feminista chicana, en su obra Borderlands/La Frontera: The New Mestiza (1987);Kate Bornstein, escritora y activista; Deborah Cameron, linguística y feminista británica; el colectivo chileno LasTesis, entre otros. ↩︎
  2. Chicanos: México-estadounidense. ↩︎
  3. Butler, Judit. (1999) Género en disputa, el feminismo y la subversión de la identidad. Editorial Paidós, Barcelona. Título original: Gender Trouble, Feminism and the subversion of identity. Routledge, New York.
    https://ia801209.us.archive.org/16/items/ElGeneroEnDisputaJudithButler/BUTLER%20Judith%20-%20El%20genero%20en%20disputa.pdf ↩︎
  4. Fraynelson. (Juliio 2015). Diálogos sobre Género, 1 de 6: La guerra semántica no ha cesado. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=91uo8XpUWao ↩︎
  5. https://dle.rae.es/inclusión ↩︎