¿Qué es la ideología de género?

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Consiste en un movimiento cultural y político que promueve el género (la autopercepción de la identidad) como la base de una nueva realidad.

La ideología de género (IDG) está basada en varias fuentes de pensamiento: el neomarxismo cultural y el existencialismo.

Nace dentro del movimiento feminista principalmente del siglo XX y resulta difícil desligarlo. Este movimiento considera a la mujer como una víctima de la opresión del hombre1. Por lo consiguiente debe destruir al hombre y tomar posesión de los medios de reproducción (su vientre) y procrear sin necesidad del varón2. Es por eso que se considera como un neomarxismo.

Es existencialista porque parte de la premisa de Jean Paul Sartre: existence precedes essence, la existencia precede a la esencia. Es decir, que lo que le ocurre al ser humano, su socialización, sus experiencias, la forma en que se desenvuelve, define su esencia, es decir lo que somos.

Cabe aclarar que si bien, el ambiente influye en el desarrollo de una persona. A la socialización le antecede una esencia biológica: ser hombre o mujer; posteriormente añadimos las experiencias de vida que nos van construyendo. Somos la suma de ello pero no al revés. Nuestra identidad (esencia) no es definida por las experiencias de vida (existencia); nuestra identidad la define nuestra biología.

Simone De Beauvoir, amante de Sartre, en su libro El segundo sexo3 de 1949, define la filosofía que va a determinar la actual ideología de género. Sus postulados principales son: “la mujer no nace, se hace”. Es decir, no se nace con un sexo biológico sino que se va “construyendo” a medida que la sociedad le indica cuáles son sus roles.

Además, plantea que la mujer debe renunciar a tres cosas: femineidad, maternidad4 y complementariedad con el hombre.

La femineidad la considera como un acto de sumisión ante el varón. Un complejo e infinito ritual de acciones para capturar su atención.

Para ella, la maternidad es una función que la considera una opresión de la naturaleza y los hombres. Para liberarse de este servicio que brinda la mujer, la gestación debe ser realizada por otras mujeres dedicadas a este fin. Shulamith Firestone plantea que debe ser derivada a soluciones tecnológicas5, por ejemplo, úteros artificiales6.

La complementariedad con el hombre la cuestiona porque considera que el matrimonio es una institución que necesita la mujer para legitimarse. Es decir, una mujer solo puede tener valor si está unida a un hombre. Según De Beavour toda mujer en su estado natural debe ser homosexual7, debe rechazar al hombre. La lesbiana “es un ser intermedio entre mujer y hombre como evolución natural”.

Es necesario aclarar,que la femineidad es un conjunto de cualidades que la naturaleza provee a las mujeres para su desarrollo personal y su función procreativa, activándose algunas en la etapa final del embarazo8. En otras palabras, la femineidad ya se encuentra en sus genes desde el principio.
La cultura también contribuye, pero de nuevo, primero es la biología y luego la cultura.

La renuncia a la maternidad como un acto revolucionario ante la opresión biológica y cultural, implica rechazar la posibilidad de que existan los embarazos y si ocurren, eliminarlos.

Aquí es donde converge el feminismo, la IDG y el aborto. Algunos afirman que es una mezcla de temas sin relación alguna. Al contrario, el acto sublime de rebeldía a la “imposición masculina” llamada patriarcado9 es la toma del control del medio de reproducción. La negación o destrucción de esa vida es la demostración de que el hombre no gobierna en el cuerpo de la mujer, sino que ella tiene el poder de su vientre. Por lo tanto, quitar la vida es un acto o “derecho” que lo tiene que ejercer.

El empoderamiento de la mujer es tomarse los medios de reproducción. Así como en el marxismo clásico era tomar los medios de producción.

El concepto empoderamiento ha sido instrumentalizado para dar a entender que se trata de un movimiento de levantamiento de la autoestima de la mujer, de la demostración de su valor (lo cual lo tiene por supuesto), de superación personal, acceso a educación académica, oportunidades de emprendimientos e independencia financiera para las mujeres.

Todo eso es muy bueno, pero desgraciadamente se le llama “empoderamiento femenino” erróneamente. Las personas que creen que el concepto implica los beneficios anteriores lo hacen porque son personas buenas que realmente buscan lo mejor para las mujeres. Pero si supieran que dentro de la ideología de género su significado implica tomar el poder del vientre, modificarían el lenguaje y llamarían a la autoestima: autoestima; a la superación la llamarían: superación, etc; pero no la llamarían empoderamiento.

Otro postulado fundamental de la ideología de género es la premisa de que los sentimientos de las personas son lo que definen su identidad, sus relaciones sociales y sus derechos civiles, negando la realidad objetiva.

Ejemplo: una persona manifiesta que “se siente” de otro sexo, de otra especie, de otra edad; y la sociedad debe aceptar dicha realidad a la fuerza; e incluso legislar en consecuencia, lo cual es un contrasentido. Por cualquier ángulo que se analice es una ruptura entre la antropología del ser humano con la biología, la psicología y lo social.

Por otro lado, la IDG también promueve actualmente una lucha entre hombres y mujeres.

Si bien las mujeres han sido maltratadas históricamente por los hombres y les ha costado mucho ganarse un espacio en la sociedad, la generación de hombres actuales ve con naturalidad la incorporación de la mujer a todos los ámbitos sociales.

En otras palabras, ya deberíamos bajar las armas y dejar esta contienda innecesaria. Sin embargo, la IDG no sólo busca la incorporación en los ámbitos laborales, sino la eliminación de las categorías hombre/mujer10 e incluso del hombre mismo11.

La versión más radical del feminismo implica la anulación del varón12. El único varón aceptado es el hombre gay y la mujer si es lesbiana, ambos como un resultado de la evolución progresista.

De esta visión se genera la llamada política de cuotas, o la política 50/50, que obliga a cualquier oficina estatal, órgano gubernamental, centro de estudios, organizaciones deportivas, entre muchas, a incluir entre sus miembros, empleados o alumnos, a un número equitativo de hombres y mujeres idealmente 50% de cada uno. Esta idea en principio puede parecer razonable, pero al analizarlas a fondo resultan totalmente inaplicables en la práctica.

Como seres humanos libres, un sistema de ideas no nos puede obligar a distribuirnos con un porcentaje en todos los ámbitos de la sociedad.
La idea ya representa en sí misma una imposición.

La distribución equitativa de las personas en la sociedad debe partir de un principio de libertad del individuo, de meritocracia (capacidades adquiridas del mismo) y de las oportunidades. Porque en un hospital, en una universidad o en una oficina gubernamental, deben estar los ciudadanos con capacidad para realizar esa labor independientemente de su sexo.

Definir el cupo por el sexo impide que los mejores ocupen esos puestos y promueve que personas no capacitadas lo hagan sólo por su condición genital. Una sociedad así solo puede ocurrir si el individuo fuese sumiso a la ideología, o fuese obligado a base de coerción o fuerza. En ambos casos fue despojado de su libertad de elección.

Hay muchos estudios que relacionan las preferencias de hombres y mujeres entre sus oficios, labores o profesiones con su biología y su conformación neurológica. Estos estudios son rechazados por la IDG, ya que los aportes científicos sobre las preferencias por sexo apoyan una visión natural que ellos llaman “determinismo biológico de los roles de género”.

La realidad se impone. Por ejemplo en el ámbito de la educación, según Eurydice (una agencia de la Unión Europea enfocada en el ámbito educativo), en la mayoría de los países europeos las mujeres son mayoría entre el profesorado de primaria13. Cabe señalar que son los países que se consideran más progresistas y que ya deberían haber superado este “determinismo biológico”.
En un estudio de 2018 de los psicólogos Erik Mac Giolla y Petri J. Kajonius de la Universidad de Gothenburg en Suecia, notaron que entre más aumenta la igualdad de género en los países, tanto hombres como mujeres prefieren desenvolverse en los roles tradicionales14.

Finalmente, la IDG es una ideología cultural, porque considera que en todos los ámbitos de la vida están dominados por un patriarcado15 o una heteronormatividad. Para contrarrestarlo y si es posible eliminarlo, es indispensable inundar todos los ámbitos del ser humano con esta visión de género: el lenguaje, la educación, el arte, la filosofía, la antropología, la legislación, la política, el entretenimiento, las comunicaciones, los medios,
la moda, la religión, etc, 

Y lo está haciendo.


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  1. Engels F. El origen de la familia, la propiedad y el estado. Título original: Der Ursprung der Familie, des Privatigenthums und des Staats. 1884. Editorial Progreso, Moscú.
    ↩︎
  2. Firestone S. La dialéctica del sexo. 1973 William Morrow & Co. y Editorial Kairós 1976. Barcelona pp. 20, 21
    ↩︎
  3. De Beauvouir, S. El segundo sexo. Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2005, 2015. Título original: Le deuxiéme sexe. Éditions Gallimard, 1949
    ↩︎
  4. Idem. p. 643
    ↩︎
  5. Firestone S. La dialéctica del sexo. 1973 William Morrow & Co. y Editorial Kairós 1976. Barcelona
    ↩︎
  6. Martínez de la Fe, E. (Octubre 2023) Estados Unidos se plantea usar úteros artificiales para bebés humanos prematuros. Levante, Valencia. https://www.levante-emv.com/tendencias21/2023/10/09/estados-unidos-plantea-uteros-artificiales-93116788.html
    ↩︎
  7. De Beauvouir, S. El segundo sexo. Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2005, 2015. p. 520. Título original: Le deuxiéme sexe. Éditions Gallimard, 1949
    ↩︎
  8. Muñoz Iturrieta, Pablo. Las mentiras que te cuentan, las verdades que te ocultan. 1a ed. Ontario, Canadá. Metanoia Press, 2021.
    ↩︎
  9. Millet, Kate. Política Sexual. Ediciones Cátedra, S. A., 1995. pp. 70, 81, 82, 84
    ↩︎
  10. Wittig, Monique. The Straight Mind and other essays. Beacon Press, Boston. 1992 ↩︎
  11. Solanas, Valérie. SCUM Manifesto de la Organización para el Exterminio del Hombre. Editiones de feminismo S.A. - Barcelona; Título original - SCUM Manifesto (Society for Cutting Up Men) 1977
    ↩︎
  12. Idem.
    ↩︎
  13. Agencia Ejecutiva en el Ámbito Educativo, Audiovisual y Cultural, 2010. Diferencias de género en los resultados educativos: medidas adoptadas y situación actual en Europa. https://www.educacionfpydeportes.gob.es/dam/jcr:cff4fb4a-10cd-4150-8d13-ab5205a8dd1e/diferencias-de-genero-en-los-resultados-educativos.pdf
    ↩︎
  14. Giolla, E. y Kajonius, P. Sex differences in personality are larger in gender equal countries: Replicating and extending a surprising finding. International Union of Psychological Science. Septiembre 2018.
    ↩︎
  15. Millet, K. Política sexual. 1995. Ediciones Cátedra. Título original: Sexual Politics. 1969. Doubleday and Company, Inc.
    ↩︎