Desgraciadamente va a depender las leyes vigentes.
Si la legislación civil exige respetar la autopercepción del alumno y permitir el cambio de nombre a su edad, el maestro está obligado a ese trato.
Aunque por convicción moral, en la práctica cotidiana escolar podría dar algunas pistas de motivación al alumno a dejar que su expresión sexual natural se manifieste en pensamientos, palabras y acciones. Siendo prudente de no caer en una situación donde le puedan acusar de acoso, intromisión a la vida privada, etc.
En cambio, si la legislación civil no lo exige, hay que considerar la normativa de la institución educativa. En caso no haya impedimento para actuar de forma lógica y ordenada, se propone que respetando los principios cristianos sobre la dignidad de la persona según su don personal recibido con una sexualidad natural, no es posible asignar cambios ni al nombre como identidad de la persona, ni tratar de modo distinto, ni permitir comportamiento diferente a la sexualidad natural de la persona.
Este artículo es parte del capítulo 6.
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