En principio no. Es parte de los instintos básicos del ser humano.
Pero si se convierte en una obsesión sin freno, es considerado una parafilia.
Nuestro cerebro posee tres subsistemas (MacLean, 1998), el sistema básico, llamado reptiliano, que regula las funciones para la supervivencia; el sistema límbico o de las emociones, asociado a la capacidad de sentir y desear (Ranalli, 2007); y el sistema neocortical, donde se asienta la capacidad de razonar y pensar (Beauport, 2008)1.
El deseo sexual tiene origen en el cerebro reptiliano junto a los mecanismos de supervivencia; el ser humano no sólo debe alimentarse, luchar o huir del peligro, sino también aparearse para preservar la especie.
Sin embargo, a diferencia de los animales, el ser humano interactúa su instinto sexual junto con los sistemas límbico y neocortical, es decir, se involucran las emociones y la razón. Por lo tanto, el deseo sexual es parte de la naturaleza de las personas cuyo objetivo principal es la procreación.
Para asegurar la continuación de la especie, la naturaleza ha dotado a este instinto con una carga importante de placer, de esa manera garantiza que las personas buscarán dicho acto cuando las condiciones fisiológicas sean viables.
Las glándulas reproductoras (testículos y ovarios) como parte del sistema endocrino son las responsables de la madurez de los órganos sexuales de ambos. En el varón, la viabilidad reproductiva se alcanza gracias a las hormonas andrógenos, especialmente la testosterona2.
Por otro lado, en las mujeres, los estrógenos cumplen esta función3.
Existe otro objetivo natural que va unido al placer en el acto sexual y consiste en fortalecer la unión de la pareja. La naturaleza prevé que el cuido de la cría del ser humano necesita mucho más tiempo y dedicación que otras especies por su condición indefensa en sus primeros años. Razón por lo cual la presencia de ambos padres es necesaria para el desarrollo físico, afectivo y social de su descendencia y el placer sexual de la pareja contribuye a que la pareja permanezca unida afectivamente en un período largo de tiempo.
Ahora bien, ¿existe alguna circunstancia en la cual el deseo sexual sea incorrecto?
Sí. Definitivamente. Existen las desviaciones o perversiones sexuales que fueron incluídas en el término parafilia en 1984 en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales4. En estos casos el deseo consiste en la tendencia a buscar la excitación o placer sexual intenso y persistente en actividades o con objetos inusuales5.
Al respecto, existe una discusión ética, social y en algunos casos legal, sobre el término inusual o atípico, es decir: ¿Cuándo un comportamiento sexual no es normal?
Wardell Pomeroy, sexólogo coautor con Alfred Kinsey de dos famosos libros sobre comportamiento sexual, en 1965 realizó una propuesta de criterios para descifrar “lo que es normal” basándose en criterios estadísticos, biológicos, morales, legales y sociales6.
Esta postura ha orientado erróneamente por décadas a psicólogos, sexólogos y terapeutas como una licencia para ir ampliando el concepto “normal” a las conductas basadas en el deseo sexual con el objeto de normalizar algunas parafilias, con nefastas consecuencias.
Un ejemplo de ello es la declaración reciente de Jack Lewis, neurobiólogo, quien afirmó en medios: “Un mínimo de pecados capitales es perfectamente sano y moralmente apropiado7”
Dichas confusiones se basan en que las actividades serán normales si hay consentimiento de la otra persona. Lo cual es muy discutido, debido a que no todos los deseos implican la relación con otra persona; varias parafilias se practican en soledad o con objetos.
Por ejemplo, hay una tendencia actual por aceptar la pedofilia y la pederastia8 como algo “normal” siempre y cuando exista “consentimiento del menor”, aun contraviniendo las legislaciones nacionales sobre la protección del menor.
Un ejemplo de esta agenda de libertad sexual ampliada en edades o como se está denominando: “relaciones intergeneracionales” se puede apreciar con las declaraciones de la ex ministra de igualdad de España (2020 - 2023), Irene María Montero Gil del partido Podemos, en las cuales afirmó que:
“Los niños, las niñas y les niñes [sic] tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su propio cuerpo si ellos no quieren, y que eso es una forma de violencia. Tiene derecho a conocer que pueden amar y tener relaciones sexualescon quien les de la gana,basadas eso sí, en el consentimiento, y esos son derechos que tienen reconocidos9”.
Resuta difícil de creer que un menor de edad pueda distinguir entre un consentimiento o una coacción. Incluso a los adolescentes que experimentan inestabilidad emocional, muy propia de su crecimiento, les dificulta realizar este discernimiento si un acto sexual es consensuado o si son forzados, disuadidos o intimidados por el deseo sexual de un adulto.
Finalmente, en una visión cristiana, la relación sexual y por consiguiente el deseo, cumple con la función reproductiva de la especie, pero también con la función unitiva o fortalecimiento de la pareja10. Mientras el acto los une íntimamente, los prepara para la creación de una nueva vida, el cuido y formación de los hijos, sin dejar de lado la comunión entre esposos y el mutuo perfeccionamiento personal.
- Seijo, C., Barrios, L. (2012) The brain triuno and the ethical intelligence: fundamental counterfoil of the multifocal intelligence
↩︎ - Gardner, David; Shoback, Dolores Greenspan Endocrinología básica y clínica. McGraw Hill Lange (1997). p. 399
↩︎ - ENARM. Endocrinología Libro CTO de Medicina y Cirugía6a. Edic. México p. 11
↩︎ - Sánchez, N., López, R. & Domínguez-Muñoz, A. (2018). Parafilias: una revisión comparativa desde el DSM-5 y la CIE-10. Behavior & Law Journal, 4(1), 41-49.
↩︎ - Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014
↩︎ - Wardell B. Pomeroy, “What Is Normal?,” Hef’s Philosophy: Playboy and Revolution from 1965-1975, accessed December 19, 2023.
Link a: What is normal?
↩︎ - Lewis, Jack. (2024). La ciencia del pecado. Pinolia.
↩︎ - Robayna, Margharita. Pederastia y pedofilia : estado de la cuestión. 2012.
Link al artículo
↩︎ - Libertad Digital. 16 Nov 2022. Montero: “Los niños tienen derecho a saber que pueden tener sexo con quien quieran”. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=_-RQYQ64e7o
↩︎ - Pablo VI. Humanae Vitae. 25 de julio de 1968. n. 12. https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_25071968_humanae-vitae.html
↩︎

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